BLOG MANOS A LA BISUTERIA CLASE 4

Estoy en mi casa, tirada en mi cama, mi hijo jugando a la par mía y yo A GOTADAAA! En serio el curso de hoy me dejó con la mente fundida y un dolor de espalda terrible.

Hoy llegué a las 9:00am en punto. De antemano había decidido que mi pulsera seria de color azul con perlas. Pero sobre la marcha la cambié a mostaza con azul porque una de mis diseñadoras favoritas y compañera de clase me llevó de regalo un collar lindísimo en estos tonos y quise aprovechar para que combinara.

Cortar el cuero estuvo fácil y pues cualquiera diría que hacer los huecos también pero a mi me quedaron más torcidos que la cola de un chancho…ahhh e hice más de la cuenta. Como no había como arreglar esta torta pues seguí mi camino y procedí a “coser” la cola de ratón entre los huecos. ¿Adivinen cuantas veces tuve que deshacer el trabajo y volver a empezar? 3 VECES!!!! O sea ¿quien diría que hacer estas puntadas a mano podría ser una misión fallida? Dicen por ahí que si pusiera más atención, me concentrara más y no me parara tanto de la mesa podría salirme a la primera.

Finalmente lo logré. Aclaro que el cuero me quedó bastante manoseado y arrugado después de tanto pasar y pasar el cordón por los huecos. Como pueden apreciar en la foto mi pulsera no quedó cuadriculada como las de mis compañeras.

La profe opinó que mi pulsera había quedado muy “interesante”. Obviamente el cordón quedó todo entrecruzado para así tratar de disimular el desastre de los huecos. Mis compañeras, que son lo máximo y la verdad sólo porras me hacen, me dijeron que había quedado espectacular. Admito que me estaba gustando.

Ahora venía la pegada de las dos caras del cuero. Estuvo facilísimo. Yo vi que a la profesora Gisela no le costó nadita hacérmelo. De nota le doy un 100.

Siguiente paso: más huecos. Esta vez me quedaron bien. Y luego: argollas! ¡Que risa!, como recordarán no sé hacer argollas. Mi compañera me enseñó a hacerlas. No solo logré hacerlas sino que lo disfruté. Con la pinza adecuada es muy fácil. Quise acortar camino cortando de 3 en 3 pero fui seriamente amenazada… aparentemente la cortadora se echa a perder si cortas más de una argolla a la vez.

Por fin llegó la parte relajante…meter los abalorios en las argollas y colgar las argollas en el cuero. Me fascina esta parte y la ejecuté con muy buen resultado.

Para proceder a cerrar la pulsera resulta que tenía que hacer más huecos y meter en cada hueco un hilo con un nudo. Yo en serio traté de hacer esos nudos como me dijeron (disque haciendo un ojal y metiendo el extremo) pero ¿saben que? No lo logré e inventé mi propio nudo. Al final el resultado fue el mismo. Y al finalizar esta etapa tocaba hacer el nudo de macramé para hacer el cierre corredizo. Quien esté pensando que me acordaba como hacer el nudo macramé (que se supone aprendí en la primera clase) déjeme decirle que se equivocó. No me acordé… pero la profe lo supo hacer súper bien.

El detalle final era adornar cada tira suelta con abalorios para que el cierre tuviera peso y se viera bonito. Eran 24 tiras. A todas estas eran las 12:30.. Estaba tan visiblemente desesperada de ver como una a una se iban parando mis compañeras con sus pulseras terminadas que, una cliente que quiero mucho se me acercó y con cariño me dijo al oído “ solo te falta una”. En realidad me faltaba un montón más , pero fue su forma de darme ánimo. Cuando llegué a la última tira tuve la necesidad de cortarle un pedacito porque me había quedado muy larga y fue ahí , JUSTO EN ESE INSTANTE, donde detoné. Realicé que estaba totalmente sola en una mesa limpia y vacía. Todo lo habían recogido, todas se habían ido y se habían llevado todas las herramientas. Me exasperé en serio. Corrí hacia el mostrador y corté la tira, terminé de decorarla y para no seguirlos cansando con el cuento terminé de decorar las tiras a la 1:20 muerta de hambre y del cansancio.

A todas mis más sincero respeto! Definitivamente la que hace bisutería tiene la paciencia como una de sus virtudes.  Es todo por hoy, hasta la próxima semana y recuerden:

LA CREATIVIDAD TAMBIÉN NECESITA PRÁCTICA

Un abrazo,

Giorgina